Helena Rubinstein es una de las pocas marcas de la industria cosmética que tiene más de cien años ya que nació en 1902. Partiendo de la nada, su fundadora construyó un imperio cosmético y escribió las reglas que rigen la industria de la belleza tal y como la conocemos hoy.

 

Visionaria en todos los ámbitos en los que se implicó, nos transmitió una misión como herencia: la de la innovación. Su itinerario empresarial y su visión vanguardista nos inspiran cada día para mostrar audacia, espíritu libre y ampliar los límites de la eficacia cosmética para ofrecer a las mujeres, hoy y mañana, el «Poder de la Belleza».

La belleza es poder, el más importante de todos

– Helena Rubinstein

Impulsada por las mismas motivaciones que inspiraron a su fundadora hace más de un siglo, la marca ofrece tratamientos cosméticos excepcionales, pioneros, eficaces y un placer para todos los sentidos, donde la ciencia está al servicio de la belleza. La marca trabaja con reconocidos biólogos, dermatólogos y médicos estéticos para diseñar los productos más innovadores.

 

Teniendo siempre presente el binomio ciencia-belleza de Madame Avant-Garde, el último capítulo de la marca se inicia en 2014, cuando Helena Rubinstein comienza a trabajar con Jean-Marc Lemaître, Director de Investigación del Inserm (Instituto Francés de Salud e Investigación Médica), para explorar cómo las innovaciones en reprogramación celular pueden aplicarse a sus productos. Una de las características de la marca es que siempre busca la máxima eficacia: abastecerse de ingredientes únicos y excepcionales, en altas concentraciones, y trabajar primero en la fórmula definitiva y las concentraciones optimizadas. A continuación, la marca se asegura de que sus fórmulas tengan la bioafinidad óptima de los ingredientes activos y evalúa su eficacia de una forma realmente única en nuestro sector con pruebas en «condiciones reales».